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Artritis Idiopática

¿QUÉ ES LA ARTRITIS IDIOPÁTICA JUVENIL?

La artritis idiopática juvenil (AIJ) es una enfermedad inflamatoria de larga duración que afecta al revestimiento de las articulaciones tanto de los niños como de niñas menores de 16 años. Cursa en forma de “brotes” o episodios agudos de inflamación de las articulaciones de origen desconocido.

La artritis de los niños es diferente a la de los mayores y no es simplemente el comienzo de la artritis reumatoide del adulto en edad infantil.

La artritis idipática juvenil ¿es una enfermedad crónica?

A pesar de que la enfermedad puede durar varios años, no es necesariamente para toda la vida y la mayoría de los niños que la padecen tienen un pronóstico excelente con el tratamiento adecuado. Un porcentaje elevado de ellos crecerá sin deformidades y sin artritis en la vida adulta.

Sin embargo, si la enfermedad se deja sin tratar, el daño articular habitualmente progresa. Se trata de una patología crónica en la cual, si no se instaura un tratamiento eficaz de forma temprana, las articulaciones y otros órganos van sufriendo un daño progresivo.

Las causas no se conocen

Aunque la AIJ es idiopática (de causa desconocida), se cree que el sistema inmune de los niños ataca a las células de sus propias articulaciones debido a factores genéticos (que predisponen a padecer la enfermedad) y ambientales (que la desencadenan).

La artritis idiopática juvenil es una enfermedad del sistema inmunológico. Se trata de una enfermedad autoinmune, en la que las defensas atacan indebidamente a las articulaciones y a veces a otras partes del cuerpo, tomándolas como agentes extraños. Esto provoca la inflamación de dichas articulaciones.

Tipos de artritis idiopática juvenil

La AIJ se clasifica en 6 tipos básicos en el número de articulaciones afectadas durante los seis primeros meses de la enfermedad y la afectación de otros órganos. Es importante saber el tipo de AIJ que tu hijo pudiera presentar, ya que la evolución de la enfermedad y el tratamiento serán diferentes.

Oligoartritis: es el subtipo más común. Afecta principalmente a niñas menores de 6 años. Representa alrededor del 50 % de casos de AIJ y se define como la afectación de menos de cinco articulaciones. Este tipo incluye la uveítis (inflamación en los ojos) y es de vital importancia diagnosticarla de forma temprana para que no evolucione produciendo graves secuelas en la visión o incluso ceguera.

Poliartritis (factor reumatoide negativo): afecta con mayor frecuencia a niñas, de cualquier edad, y supone un 20 % de la AIJ. Desde el principio de la enfermedad se inflaman más de cuatro articulaciones, la mayoría de la veces de forma simétrica, y aparecen afectaciones sistémicas leves.Uno de los síntomas más frecuentes es la rigidez de las articulaciones, lo que hay que vigilar de cerca para evitar deformaciones en los huesos.

Poliatritis tipo del adulto (factor reumatoide positivo): es el tipo de AIJ menos frecuente (menos del 5 %) y afecta a niñas de 11 a 16 años. La inflamación y el dolor de las articulaciones ocurren de forma simétrica, acompañados de rigidez y nódulos debajo de la piel.

Al igual que los adultos enfermos de artritis reumatoide, estos niños tienen en su sangre el factor reumatoide.

Es el subtipo que más daño produce en las articulaciones, por lo que es fundamental el diagnóstico precoz y el tratamiento con fármacos más potentes y de forma prolongada.

Artritis sistémica: afecta a niños menores de 5 años y a ambos sexos por igual. Supone el 15 % de las AIJ. Además de la artritis, se caracteriza por fiebre alta, erupción cutánea e inflamación de otros órganos como los ganglios, el corazón, el hígado y los pulmones.

Si esta situación se prolonga durante semanas, el niño requerirá hospitalización.

Ese esencial el diagnóstico precoz para evitar que se produzca secuelas irreversibles.

La complicación más grave de la AIJ sistémica es el llamado “Síndrome de activación de los macrófagos” que aparece en el 5-8 % de los niños y puede ser mortal.

Artritis con entesitis: se da principalmente en varones de más de 10-12 años. Suele afectar a la columna vertebral, caderas y entesis (puntos de inserción de los tendones en los huesos).

El dolor más típico se produce en las nalgas de los niños cunado se levantan de la cama, debido a la inflamación de las articulaciones sacroilíacas.

Puede aparecer otro problema ocular llamado iritis aguda, que a diferencia de la uveítis anterior crónica, se detecta fácilmente porque produce enrojecimiento y dolor en el ojo.

Artritis con psoriasis: es poco frecuente en la infancia, pero puede darse en niños de más de 8-10 años.

Ocurre cuando la artritis viene acompañada de psoriasis, y ésta produce descamación de la piel y lesiones en las uñas.

Las articulaciones que se ven más afectadas en este tipo de AIJ son las de los dedos.

¿Presenta tu hijo estos síntomas?

A continuación figuran algunos de los síntomas de la artritis idiopática juvenil. Si observas que tu hijo presenta algunos de los síntomas que se detallan a continuación no dudes en ponerte en contacto con el pediatra o el reumatólogo. Recuerda, el diagnóstico y el tratamiento precoz de la AIJ son las mejores armas para que tu hijo pueda llevar una vida de lo más normal:

  • Dolor en las articulaciones.
  • Hinchazón y aumento de calor en las articulaciones.
  • Rigidez y dificultad para realizar movimientos.

A veces el comienzo de la enfermedad es lento y progresivo, sin síntomas fáciles de apreciar. El niño puede empezar a cojear sin presentar un gran hinchazón de las articulaciones o puede sentirse muy cansado, lo que le obligará a disminuir su actividad habitual. Los niños más pequeños suelen estar irritados y se niegan a caminar, mientras que a los más mayores les cuesta empezar la actividad diaria tras levantarse de la cama.

Otras veces el comienzo de la enfermedad es de forma más rápida y grave. En estos casos se presentan síntomas generales como:

  • Malestar general
  • Fiebre alta
  • Manchas en la piel
  • Dolor difuso en los brazos y en las piernas
  • Hinchazón de las articulaciones

¿Cómo se diagnostica la artritis idiopática juvenil?

Además de obtener una historia clínica detallada y de efectuar una exploración física completa, el pediatra o reumatólogo solicitará que se le haga a tu hijo un análisis de sangre.

Asimismo, con el objetivo de poder descartar otras enfermedades no reumáticas y para determinar el diagnóstico de AIJ, el especialista también tendrá en cuenta lo siguiente:

  • Síntomas: la inflamación y el dolor en las articulaciones han de persistir en el niño durante seis semanas para que el médico pueda diagnosticar a tu hijo de AIJ.
  • Pruebas de laboratorio: consisten en un análisis de sangre en el que se buscan diversos indicadores que, aunque no ayudan a diagnosticar la enfermedad por sí solos, sí ayudan a ver qué tipo de AIJ presenta tu hijo y así saber qué tipo de tratamiento le es más adecuado.

Los indicadores más comunes son FR (Factor Reumatoide), que aparece en la poliartritis tipo del adulto, y ANA (Anticuerpos Antinuclerares) muy frecuentes en niñas con uveítis anterior crónica. Este último indica al médico que debe vigilar periódicamente los ojos del niño.

  • Test de la Velocidad de Sedimentación (VSG): En la mayoría de los casos, estará elevada en los niños con artritis idiopática juvenil, debido a la inflamación que sufren.
  • Rayos X: son útiles cuando la enfermedad se encuentra en un estado avanzado. Con esta prueba se puede observar la existencia de daño o deformaciones en los huesos, descartar otras enfermedades óseas y ver el grado de evolución de la artritis.
  • Examen de la lámpara de hendidura: Permite detectar de forma indolora la presencia de uveítis anterior crónica del ojo que es una de las complicaciones más graves que pueden sufrir los niños enfermos de AIJ.

Infórmate sobre los tratamientos disponibles

Suelen aplicarse tratamientos individuales y de distinta intensidad, en función de la gravedad, el momento y el tipo de artritis idiopática juvenil que el niño pueda presentar:

El abordaje terapéutico consiste en la administración de fármacos y la observación de unos cuidados generales, como alimentarse de forma adecuada, hacer ejercicio y vigilar las posturas. El procedimiento se suele completar con fisioterapia y ayuda psicosocial. Pregunta a tu médico.

El objetivo del tratamiento de la AIJ es mejorar todos los aspectos de la calidad de vida del niño permitiendo su desarrollo, tanto físico como psíquico, controlando el dolor, conservando el movimiento de las articulaciones afectadas y evitando cualquier secuela que pueda producirse en otras partes del cuerpo. Es importante que el tratamiento se instaure lo antes posible

Es fundamental que los padres de los niños con AIJ realicen un esfuerzo continuo y colaboren con los médicos reumatólogo, pediatra, rehabilitador, fisioterapeuta, oftalmólogo, psicólogo, cirujano ortopeda y dentista. De esta manera, se conseguirá que no queden secuelas en el niño o que éstas sean mínimas.

Conoce los tratamientos que pueden ayudar a tu hijo

A pesar de que actualmente no existe ningún fármaco que consiga curar completamente la artritis idiopática juvenil, existes una seria de medicamentos que pueden ayudar a tu hijo:

  • Antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) (ibuprofeno, naproxeno…): controlan la inflamación, el dolor y la rigidez de las articulaciones a corto plazo pero no evitan la evolución de la enfermedad.
  • Glucocorticoides (prednisona, deflazacort…): tienen un gran poder antiinflamatorio. No deben usarse durante largos periodos de tiempo ni en monoterapia. Se deben vigilar los posibles efectos secundarios como el retraso del crecimiento, la disminución en la formación del hueso y un mayor riesgo de contraer enfermedades infecciosas.
  • Inyecciones intraarticulares de corticoides: son efectivas en articulaciones permanentemente inflamadas como la rodilla. Se deben de administrar en dosis bajas.
  • Fármacos modificadores de la enfermedad (FAME) (metrotexatro): si se utilizan de forma precoz, pueden conseguir la remisión de la enfermedad antes de que se produzcan lesiones articulares irreversibles.
  • Tratamientos biológicos (etanercept): utilizados en un grupo reducido de pacientes que no responden a otros tratamientos, está teniendo resultados muy esperanzadores.

Medicamentos biológicos

En los últimos años con la utilización de las terapias biológicas, se han abierto nuevas perspectivas terapéuticas capaces de conseguir los principales objetivos del tratamiento de la AIJ: reducir la inflamación de las articulaciones, alivian el dolor, y el más importante, influir en la evolución de la enfermedad frenando su avance.

Los medicamentos biológicos se prescriben habitualmente en niños que no alcanzan la remisión con medicamentos modificadores de la enfermedad o bien en la búsqueda de beneficios adicionales a los que se pueden alcanzar con éstos. Trabaja con el reumatólogo o el pediatra para encontrar el tratamiento mejor para tu hijo.

Etanercept es la única terapia biológica autorizada en España para el tratamiento de la artritis idiopática juvenil. Sus resultados, a largo plazo, confirman que es eficaz y tiene un buen perfil de tolerabilidad y seguridad.

Vivir con artritis idiopática juvenil

Hay muchas cosas que puedes hacer para que tu hijo pueda vivir de forma saludable el día a día y mantener su calidad de vida a lo largo de los años.

Vigila su alimentación

Es recomendable ofrecerle una dieta normal y equilibrada en hidratos de carbono y en proteínas para el desarrollo de sus músculos. Es importante vigilar el aporte de calcio para fortalecer sus huesos.

Si fuera necesario, puedes ayudarte con suplementos vitamínicos, proteicos o minerales cuando pierda el apetito o cuando se le suministren corticoesteroides, ya que éstos producen la descalcificación de los huesos. Pregunta a su médico.

Controla su peso

Si tu hijo tiene sobrepeso, sus articulaciones tendrán que soportar más peso del pueden y los síntomas se agravarán.

Deja descansar a tu hijo

Se recomienda que duerma diez horas seguidas por la noche y una o dos por el día. Necesita descansar periodos más largos y de forma más frecuente que los niños que no padecen artritis idiopática juvenil, aunque también está comprobado que un reposo excesivamente prolongado en la cama es perjudicial para esta enfermedad.

Cuida las posturas

Tienes que vigilar las posturas que tiene tu hijo a la hora de descansar. Así lograrás evitar que sus articulaciones inflamadas se queden rígidas, en una mala posición.

La posición ideal para dormir es con los brazos y las piernas estirados. Si las rodillas están afectadas, es conveniente descansar boca abajo durante media hora o una hora para que se pongan rectas por su propio peso. Nunca se debe poner una almohada debajo de las mismas porque se quedarán flexionadas.

El colchón debe ser duro y la almohada baja para que la espalda adquiera su postura natural. Conviene que las mantas no pesen mucho para no presionar las articulaciones y para que pueda moverse con facilidad.

Se pueden utilizar férulas mientras duerme para mantener la postura correcta de las articulaciones de las muñecas, las rodillas o los tobillos.

Anima a tu hijo a hacer ejercicio

El ejercicio es necesario para mantener y mejorar la función articular y fortalecer la musculatura. Hay distintas clases de ejercicio: el activo, el pasivo y el isométrico.

  • El ejercicio activo es el que se recomienda cuando el niño no está en la fase aguda de la enfermedad. Es necesario realizarlo diariamente dos veces.
  • El ejercicio pasivo se hace con la ayuda de otra persona. Cuando el niño está en la fase aguda de la enfermedad es recomendable que realice una sesión de ejercicio pasivo en la cama tres veces al día. Debe ser un ejercicio suave si forzar las articulaciones inflamadas, buscando la máxima amplitud de movimiento y la posición adecuada de las mismas.
  • El ejercicio isométrico consiste en contraer un determinado músculo durante unos segundos sin mover la articulación. Suele acompañar al ejercicio activo y sirve para fortalecer los músculos.

En muchos casos puede resultar útil que tu hijo tome un baño de agua caliente, ya que el calor húmedo alivia el dolor y le permitirá realizar mejor los ejercicios. Consulta con un fisioterapeuta los ejercicios más adecuados para tu hijo.

En el colegio

En la medida de lo posible, es importante que los niños con AIJ acudan al colegio con regularidad y sean tratados como uno más por sus profesores y compañeros.

Deben informarse a los profesores de la situación del niño y mantener una comunicación regular con ellos, para resolver cualquier duda que pueda surgir.

En las clases de gimnasia, el profesor deberá adaptar algunos ejercicios a la situación del niño y limitar la actividad física en los momentos en los que el brote de la inflamación está activo.

Juegos y deportes

La natación es uno de los deportes más recomendables para niños con AIJ, ya que las articulaciones soportan mucho menos peso en el agua, además de resultar un deporte muy completo.

Para niños con las caderas y rodillas afectadas, la bicicleta puede resultar positiva para mantener la movilidad sin forzar dichas articulaciones.

En el caso de niños pequeños, la plastilina y el dibujo puede fortalecer las articulaciones de los dedos.

Los deportes contraindicados para niños con AIJ son aquellos que producen los choques en las articulaciones como el baloncesto, patinaje, esquí, equitación o saltar a la cuerda.

Mantened tanto tú como tu hijo una actitud positiva

Ser optimista y mantener una actitud positiva, incluso ante las adversidades, os ayudarán a ti y a tu hijo a tener mejores condiciones físicas y mentales.

Si la artritis idiopática juvenil os está afectando emocionalmente, cuéntaselo al médico o consúltalo con un psicólogo. Podrán sugerir algunos consejos para mejorar el control de vuestras emociones y sentimientos.

Busca apoyo en la asociaciones de pacientes; podrás contactar con otras personas que te entienden y pueden apoyarte. Tu hijo verá que hay más niños con la misma enfermedad. Anima a tu hijo a que siga manteniendo contacto con su entorno social. Debes ayudarle a que siga jugando, a que conserve sus amistades y a que participe, en la medida de sus posibilidades, en las actividades familiares y escolares.

La risa fortalece el sistema inmunológico.

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